A seis años del devastador terremoto que enlutó a 39 familias, destruyó miles de edificios, entre casas, escuelas, iglesias, mercado y el Palacio Municipal, las heridas siguen abiertas en esta ciudad zapoteca, cuya vida se transformó para siempre la noche del siete de septiembre de 2017.
Por la mañana del jueves, el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, colocó una ofrenda floral y destacó que “en esa ocasión hubo daños en infraestructura carretera, en escuelas y viviendas, pero la pérdida más sensible fueron las vidas humanas”.
“Es un día para rendir homenaje a las víctimas y para reconocer a las personas que, con sus manos, removieron escombros y salvaron vidas, a quienes curaron heridas, dieron consuelo y comida, todos son héroes y heroínas anónimas”.
Frente a los edificios del Palacio Municipal y de los Símbolos Patrios, que en este año contarán con inversiones del orden de 33 millones de pesos y 10 millones de pesos, respectivamente para que continúe el proceso de de reconstrucción, se izó la bandera a media asta, en señal de duelo.
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