Impera desconfianza entre migrantes para trasladarse a Centro de Movilidad de Juchitán

Con toda la desconfianza cargada en sus espaldas, por tantas extorsiones, amenazas de deportaciones y asaltos en el camino, unos mil migrantes de Centro, Sudamérica y del Caribe, aceptaron trasladarse al Centro de Movilidad Migratoria (CMM) que el gobierno de Oaxaca instaló en Juchitán, donde podrán adquirir sus boletos de pasaje y viajar hacia la capital oaxaqueña.

Sin embargo, en la periferia de las centrales camioneras de primera y segunda clase de autobuses foráneos con destinos a diferentes rutas del país, aún concentraban, hasta la media tarde de este martes, a miles de migrantes de diversas nacionalidades que todavía desconfían de las autoridades migratorias o que se dedican a solicitar la ayuda económica para seguir hacia el norte del país.

Por la mañana cuando los migrantes que atendieron el llamado de las autoridades para trasladarse al Centro de Movilidad se encontraron con una edificación completa, de más de 100 metros de largo y unos 50 de ancho, además de una amplia explanada pavimentada con capacidad de albergar a unos 20 autobuses. Iba ser terminal de segunda clase, pero el proyecto fracasó en 2010.

Brigadas de electricistas se encargaron a marchas forzadas de facilitar la iluminación, otra de servicios municipales llenó con una pipa de 20 mil litros de agua las cisternas, una más desmontó los accesos, mientras que médicos del IMSS-Bienestar atendieron a 30 pacientes con problemas de presión, arterial, diabetes y problemas respiratorios.

El director municipal de Protección Civil, José Manuel Ríos Cartas, explicó que, aunque el compromiso para rehabilitar la central camionera como Centro de Movilidad fue del gobierno federal, “el Ayuntamiento tuvo que entrarle para suministrar la electricidad, abastecer el agua para el consumo humano y el servicio sanitario, así como para las labores de limpieza”.

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