El reconocimiento de Palestina busca la paz, pero desata fuertes reacciones y tensiones con Israel.
España, Irlanda y Noruega oficializaron este martes su reconocimiento de Palestina como Estado. La medida, que busca impulsar la paz y la justicia histórica para el pueblo palestino, generó una airada respuesta de Israel, cuyo gobierno acusó al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, de «complicidad en la incitación al asesinato del pueblo judío».
Sánchez Pérez-Castejón, en una breve pero contundente declaración en español e inglés, defendió que este reconocimiento es una «necesidad» para «lograr la paz» entre israelíes y palestinos. Subrayó que no se trata de una decisión contra Israel, un país con el que España desea mantener «la mejor relación posible», y enfatizó que esta acción refleja un «rechazo frontal y rotundo a Hamás», organización que se opone a la solución de los dos Estados.
La oficialización del reconocimiento se realizó mediante un decreto aprobado en un consejo de ministros, como informó la portavoz del ejecutivo, Pilar Alegría.
El ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, respondió furiosamente a la medida a través de la red social X, acusando a Sánchez de ser «cómplice de incitación al asesinato del pueblo judío». Katz también criticó la permanencia de Yolanda Díaz, vicepresidenta tercera del gobierno español, quien había expresado su apoyo a Palestina en términos controversiales.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, señaló que Israel ha intensificado sus provocaciones y ataques en redes sociales contra los gobiernos de España, Irlanda y Noruega. Albares aseguró que estos tres países ofrecerán «una respuesta coordinada, serena y firme» a las acusaciones y provocaciones israelíes.
La decisión de reconocimiento, que fue anunciada conjuntamente por Sánchez y sus homólogos irlandés y noruego el pasado miércoles, pretende servir de ejemplo para que otros países sigan el mismo camino. Cabe destacar que tanto Noruega como España jugaron roles significativos en el proceso de paz de los años 90 en Oriente Medio, incluyendo la conferencia de paz árabe–israelí de Madrid en 1991, que fue un precursor de los acuerdos de Oslo de 1993.
Pese a este movimiento, la medida ha suscitado divisiones dentro de la Unión Europea. Francia, por ejemplo, considera que no es el momento adecuado para dicho reconocimiento, mientras que Alemania opina que debe ser resultado de negociaciones directas entre las partes en conflicto.
Con esta decisión, Palestina ahora es reconocida por 145 de los 193 estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, aún faltan en esta lista la mayoría de los países de Europa Occidental y América del Norte, además de Australia, Japón y Corea del Sur.
Las tensiones han aumentado desde el anuncio, con Israel prometiendo «medidas punitivas» contra el consulado de España en Jerusalén, instándolo a cesar sus servicios a los palestinos a partir del 1 de junio. El gobierno israelí calificó el reconocimiento como una «recompensa al terrorismo» de Hamás, especialmente en el contexto de los ataques recientes en el sur de Israel que desataron un nuevo conflicto en Gaza.
Los enfrentamientos resultantes han sido devastadores, con más de 1,170 israelíes asesinados en ataques de comandos islamistas, y una ofensiva israelí en Gaza que ha dejado hasta ahora más de 36,000 muertos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernado por Hamás.
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