El gobierno indagará las circunstancias que llevaron a la tragedia en la que murieron los cinco ocupantes del sumergible perteneciente a la empresa OceanGate Expeditions, acusada en varias ocasiones por fallas en seguridad
Canadá.- La Junta de Seguridad del Transporte de Canadá anunció el inicio de una investigación sobre la pérdida del sumergible Titán, que implosionó en un viaje hacia los restos del Titanic, causando la muerte de los cinco ocupantes, mientras familiares y allegados lloraban sus pérdidas.
En un comunicado, la Junta informó que iniciaba “una investigación de seguridad sobre las circunstancias de esta operación”, ya que el buque de apoyo del Titán, el Polar Prince, tenía bandera canadiense.
Los restos del sumergible, desaparecido desde el domingo, fueron detectados el jueves por un vehículo robótico.
Entre los cinco fallecidos está Stockton Rush, fundador y consejero delegado estadunidense de OceanGate Expeditions, que operaba el sumergible.
Las otras víctimas mortales son el millonario y explorador británico Hamish Harding, el empresario de origen paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, ambos ciudadanos británicos, y el oceanógrafo francés Paul-Henri Nargeolet.
También se pronunció el cofundador de OceanGate Expeditions, propietaria del sumergible, y defendió el compromiso de Stockton Rush, presidente ejecutivo, con la seguridad y la gestión de riesgos.
Söhnlein dejó la empresa en 2013 y retuvo una participación minoritaria. “Stockton era uno de los gestores de riesgos más astutos que he conocido. Era muy reacio a los riesgos. Estaba muy consciente de los riesgos de operar en el del océano profundo y muy comprometido con la seguridad”, dijo.
“Podríamos haber sido mi hijo y yo”
Durante un año, Stockton Rush había intentado convencer al inversionista Jay Bloom, quien radica en Las Vegas, Nevada, de que comprara un par de lugares en el sumergible de su empresa para que junto con su hijo pudieran visitar los restos del Titanic en el fondo del mar.
Bloom estaba intrigado, dijo en una entrevista el viernes. A su hijo Sean, que ahora tiene 20 años, le fascinaba la historia del malogrado transatlántico británico cuando era niño.
Pero cuanto más leía sobre el sumergible Titán, más se preocupaba por su seguridad, explicó. Por ello, detalló que había rechazado amablemente una oferta de última hora para unirse a la expedición, alegando conflictos de agenda.
En su lugar, Bloom señaló que los dos asientos disponibles a bordo fueron para el empresario de origen paquistaní Shahzada Dawood y su hijo, Suleman, que perecieron, junto con Rush y otras dos personas.
“Cada vez que veo una foto de ese hombre de negocios paquistaní y su hijo de 19 años, pienso en que podríamos haber sido yo y mi hijo de 20 años, de no ser por la gracia de Dios”, afirmó Bloom.
Señalan fallas en inspección
Al ser un submarino experimental, el Titán carecía de certificación internacional y no había garantías de que fuera seguro para soportar la presión del mar a cuatro mil metros de profundidad, explicó Alfonso Kaiser, ingeniero naval, experto en submarinos.
Al carecer de certificación, se esperaría que detrás de un submarino de investigación habría toda una comunidad científica, pero “como era un negocio, algo turístico, no existía un apoyo real de un estudio ingeniero”, dijo.
Era un submarino con un casco de titanio, un “metal durísimo”, pero el “problema del titanio es que se fractura muy fácil”. “Esta estructura requiere de una inspección que no es visual, una inspección muy acuciosa”, agregó.
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